viernes, 11 de marzo de 2011

HISTORIA DE LA MODA II PARTE (ESCRITO POR EDUARDO VALLEJO)

Ahora dejemos la antigüedad y empecemos a viajar por las diferentes épocas, empezando desde el imperio Bizantino y terminando, por supuesto en el siglo XXI.

En el Imperio Bizantino, el cambio más notable en la forma de vestir, fue la introducción de los bordaos, flecos, orlas y adorno de estilo oriental.

La Iglesia y el Estado eran la representación del máximo poder por lo tanto, los corte se hicieron más serios y de apariencia más rígida.

La indumentaria tenia influencias grecolatinas, tanto los hombres como las mujeres vestían túnicas de seda, damasco, brocado y otras telas suntuosas, ceñidas con anchos cinturones de cuero muy elaborados. Sobre la túnica usaban una capa de forma semicircular y sobre el costado izquierda se colocan una insignia o calve. Las mujeres utilizaban vistosas joyas con piedras preciosas, el calzado era de cuero suave y las calzas de seda labrada. Las mujeres recogían sus cabellos con cofias de seda o redes de perlas, costumbre que se adopto en el resto de Europa.

En la Edad Media, se introduce el pantalón en Roma para los hombres. Las damas llevaban una túnica larga con la cabeza cubierta y encima un sobre túnica, sujeta por un cinturón, esta ultima llevaba por lo general adornos en el cuello, las mangas y el ruedo.

Durante los siglos IV hasta el siglo XIV, los cambios fueron escasos y se produjeron muy lentamente, la mayoría de la población vivía en el campo y el atuendo empleado se llamaba brial.

Desde finales del siglo XII hasta el XIV, se impuso una moda: la guayadura, se trataba de combinar distintos colores vistosos en una misma las calza, la aljuba o el justillo.

A mediados del siglo XIV, es cuando se puede empezar a hablar de moda aunque no tal y como la conocemos hoy en día.

El atuendo masculino se compone de un jubón, especia de chaqueta corta y estrecha hasta la cintura o la jaqueta hasta los muslos, unido a unos calzones que descubrían la forma de las piernas.

El traje de la mujer sigue siendo largo, pero mucho más ajustado y escotado resaltando el busto y las caderas. Se complementaba con tocados extravagantes: un cucurucho exageradísimo o dos salientes laterales en forma de cono como dos cuernos.

Ya para el Renacimiento, las prendas típicas se desarrollaron en Italia. El concepto de lujo es el protagonista, los tejidos eran más ricos en textura y coloridos. Este periodo corresponde al descubrimiento de nuevos mundos. La túnica de cuello bajo y la camisa en el hombre, las capas igual de sencillas y también de cuello bajo en la mujer eran características de la moda italiana. En Europa irrumpió la moda del acuchillado, consistía en unas aberturas en la tela que dejaban ver otro tejido diferente por debajo. Las camisas quedaban a la vista por eso eran adornadas con ribetes de encajes y volantes en el cuello y mangas, esta moda predomino durante 100 años.

En el siglo XVII, se sigue llevando el corsé en la mujer, se utiliza la casaca, capa que constaba de dos piezas delanteras, dos piezas traseras y dos piezas para los hombros. Las partes traseras y delanteras se abotonaban para formar el cuerpo y las piezas de los hombros formaban las mangas. Luego aparece el chaleco y hacia 1680 el atuendo masculino tiene la apariencia actual, excepto el uso de calzones en vez de pantalones.

La peluca, excentricidad que alcanza su máximo apogeo en el siglo siguiente, figuro como prenda indispensable más de un siglo en el guardarropa de todo caballero y mujer. La peluca blanca o gris, aparatosa, pequeña o sencilla sustituyo el pelo natural de los caballeros y fue utilizada en los actos sociales hasta la revolución francesa.

A partir de 1715 surgió el estilo rococó, caracterizado por una estética mas artificiosa que en ocasiones llegaba al exceso. La Corte Francesa marcaba la moda y las tendencias. Los tejidos más utilizados eran el satén, atlas, brocados y encajes.

La falda cónica era una de las prendas más sorprendentes del periodo, se conocía como crinolina y era circular al principio, oval seguidamente y estaba reforzada con aros de alambre o de metal. Los accesorios eran incluidos dentro de la vestimenta, tales como abanicos, guantes, pelucas y sombreros. La ropa masculina era altamente decorada, llena de volantes y bordados y muchos encajes. El chaleco era corto, los pantalones llegaban hasta la rodilla y estaban complementados con medias blancas.

A principios del siglo XIX, el vestido femenino presenta una cintura excesivamente alta y pretendía imitar las formas de la Grecia y La Roma antigua. Se realizaban en algodón, muselina, gasa o percal, no necesitan corsés y se acompañaban con chales y boleros muchos de ellos hechos en cachemira.

Francia ya contaba con una maquinaria textil superior a los demás países y una avanzada industria de lana y sastres afamados.

En la década de 1850 surgen los grandes almacenes, donde se comercializaban productos con menor precio económico, también empiezan a salir las primeras revistas de moda.

Surge el miriñaque, una enagua con aros metálicos que sustituyo a la crinolina. De este modo las faldas se ensancharon enormemente y dieron paso al polisón, ésta era una prenda interior que resaltaba el volumen en la parte trasera de la falda que se rellenaba con distintos materiales.

La industria de la ropa interior evoluciona notablemente, llegando a la creación del brassiere.

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